(hace tres meses...imaginaba...alucinaba
Con palabras no se pueden traducir los hechos. Acaso solo con imágenes. Por eso, siempre quise ser cineasta. No fue por una película que vi, fue por todas a la vez. Cada escena, cada diálogo, me hacía imaginar como ningún otro tipo de arte. Cierto día simplemente te sentí. Estabas cerca y yo no era yo. Estabas dentro de mí tu fuego me posesionó, tu aire me asfixio y tu agua se metió hasta en mis ojos que de repente pudieron ver. Me curaste la ceguera!. Puedo ver! Un milagro”-grité. Y esa luz, ese temblor en mis manos, esa sonrisa en mi rostro eras tú!. Me sentí parte de tu todo y entendí que el amor es paz, que esa ternura y ese calor que siento cuando menciono tu nombre.
Ese día te metiste hasta en mi lunar cancerígeno y me dijiste que me amabas, que me adorabas, que no debía matarme. Y te oí. Y esa es mi batalla ganada, logré captar tu eco, aunque solo eso, entre las miles de voces que surgen en mi mente cada día. Tu eco, tu susurro provocador que me jala y no me suelta que amarra con sus cuerdas sin nudo. Eras tú el amante secreto, el que me mandaba mensajes a cada hora. El que parecía observarme, por el que yo volteaba para descubrir.
Pero te quiero, te amo, te siento… no es suficiente! Te merezco?
Y en este instante es cuando acaba lo que empezará el siguiente instante que acaso tú conoces y yo no.